06 abril 2015

El ruido y sus efectos patológicos

Nota importante: este escrito no es de mi autoría. Todos los créditos van dirigidos a Carina Elizabet Zentner, Doctorada en Fonoaudiología.

Durante las últimas décadas, el efecto del ruido sobre la audición ha sido estudiado con creciente interés. El ruido constituye una de las más importantes amenazas a las células sensitivas del oído interno y por lo tanto a la audición.

Introducción

Durante las últimas décadas, el efecto del ruido sobre la audición ha sido estudiado con creciente interés. El ruido constituye una de las más importantes amenazas a las células sensitivas del oído interno y por lo tanto a la audición. 

La importancia que tiene la audición en el hombre se produce por la relación que se establece con el ambiente, disminuyendo dicha relación cuando se alcanza la sordera. 

La audición es el sentido básico de detección, alerta y contacto que nos permite estar en permanente relación con el medio, estableciendo un papel más que fundamental en la comunicación e interacción humana. 

Cuando un ruido se vuelve intenso comienza a afectar la audición, si el mismo es intenso durante un par de horas puede ensordecer temporariamente, en cambio si se repite a lo largo del tiempo, el resultado es una disminución definitiva de la audición o sordera. 

El ruido: ¿Ruido o sonido? 

El ruido es parte de la contaminación ambiental, afecta seriamente la capacidad auditiva de quienes lo sufren a la vez que ejerce una influencia negativa, propiciando otros trastornos del organismo. 

Se denomina "ruido” a todo sonido que sea calificado por quien lo recibe como algo molesto, indeseado, inoportuno o desagradable. 

El ruido es un sonido o conjunto de sonidos mezclados y desordenados con una composición armónica no definida. 

Si vemos las ondas de un ruido observaremos que no poseen una longitud de onda, frecuencia, ni amplitud constantes y que se distribuyen aleatoriamente unas sobre otras. 

Por ejemplo, en un sonido musical las ondas de distintas frecuencias se superponen ordenadamente siguiendo una estructura armónica en función del tiempo. Por estas causas un ruido es desagradable para el oído y una pieza musical puede resultar placentera. 

En muchos casos, sonidos significativos como la música pueden convertirse en "ruidos” por sobrepasar un nivel saludable para la audición, pero el daño del ruido no se limita solamente al oído, una excesiva exposición puede desencadenar diversos trastornos sobre el sistema cardiovascular provocando alteraciones del ritmo cardíaco, riesgo coronario, hipertensión arterial y excitabilidad vascular por efectos de carácter neurovegetativo. Sobre las glándulas endocrinas, puede originar alteraciones hipofisiarias y aumento de la secreción de adrenalina. 

En el aparato digestivo puede generar un incremento de la secreción ácida del estómago y de la secreción de hormonas suprarrenales (típico de las reacciones de alarma y del estrés agudo). 

En general puede ser negativo para otras afecciones, por incremento inductor de estrés, aumento de alteraciones mentales, tendencia a actitudes agresivas, irritabilidad, susceptibilidad exagerada, alteraciones del carácter y de la personalidad, dificultad para concentrarse, descenso del rendimiento físico e intelectual, trastornos del sueño, fatiga, entre otros. 

Por otra parte, la acción del ruido sobre el aparato auditivo del hombre ha sido reconocida en forma empírica desde épocas cercanas al nacimiento de Cristo, pero es a partir de la Revolución Industrial cuando se comienza a aplicar el método científico para estudiar los diversos efectos que tiene este contaminante físico.

El Órgano de Corti, es el órgano responsable de analizar las ondas sonoras y transformarlas en impulsos eléctricos decodificables a nivel de la corteza cerebral. Mide en el ser humano desenrollando su típica forma en espiral, 34 milímetros de longitud y se halla enclavado en el laberinto óseo que protege a este noble órgano sensorial. 

Sobre su membrana basilar se apoyan 17.000 a 18.000 células ciliadas distribuidas a razón de 395 células externas en fila de 3 y 1000 células ciliadas internas en fila de 1 por milímetro lineal. El tamaño del caracol no se modifica con el correr de los años y tampoco varía el número de células ciliadas que contiene. 

Este axioma se rompe cuando el envejecimiento natural del oído, causas hereditarias, congenitopatías y agresores externos (enfermedades, drogas, tóxicos, hábitos sociales, y traumatismos) provocan la desaparición lenta o brusca de numerosas células ciliadas que por ser de origen nervioso no se pueden regenerar. 

De esta manera se originan la QUIMIO o TOXOACUSIA (hipoacusia inducida por tóxicos o drogas), la NOSOACUSIA (hipoacusia inducida por enfermedades), la PROFESIOACUSIA (hipoacusia inducida por el ruido ocupacional), la SOCIOACUSIA (hipoacusia inducida por hábitos sociales o hobbies) y la PRESBIACUSIA (hipoacusia provocada por el envejecimiento natural del oído). 

La mayoría de estas hipoacusias son de tipo perceptivo (también denominadas neurosensoriales) y se adquieren por las causas que se mencionaron anteriormente, afectando el órgano de Corti y/o estructuras de la vía auditiva cuyos componentes celulares y nerviosos son desorganizados y finalmente destruidos por estos agresores. 

Como podemos observar el oído es extremadamente vulnerable a la acción del ruido, que puede actuar provocando una hipoacusia por alguno de estos dos mecanismos: 

a) por exposición aguda al ruido originando "el traumatismo acústico agudo” 
b) por exposición crónica al ruido llamada "hipoacusia inducida por el ruido” 

En el primero de los dos casos, actuará sobre el oído una energía sonora concentrada aplicada en un solo instante, pero de tal intensidad que será suficiente para lesionarlo. El daño puede ser unilateral o bilateral. 

En la hipoacusia inducida por el ruido es necesaria la acción repentina a través del tiempo de una energía sonora suficiente para producirla. El daño es casi siempre simétrico. 

Es verdad que muchas personas se encuentran expuestas a ruidos de niveles peligrosos para la audición y que la protección contra los ruidos es la única forma de aminorar la permanente pérdida de audición. 

También conocemos que los ruidos de impulsos o los ruidos producidos por explosiones o disparos pueden ocasionar graves pérdidas auditivas luego de una sola exposición. Fuertes explosiones pueden provocar la rotura de la membrana timpánica e incluso luxación de la cadena osicular del oído medio o hemorragia en el oído interno. 

El ruido puede ser responsable de un pequeño cambio temporal, pero también puede causar un daño permanente afectando las células sensitivas del oído interno (dañadas irreversiblemente por la incapacidad de regeneración de las células ciliadas de la audición), aparte de un conjunto sintomático caracterizado por acúfenos, diploacusia, sensación de oído tapado, distorsión sonora, etc.

Para finalizar, es importante tener en cuenta que la extensión del daño estará sujeto a la frecuencia del sonido, la intensidad y la duración de la exposición al mismo, existiendo evidentemente un factor individual implicado en el daño causado.

Bibliografía.

-Behar Alberto (1995) "El ruido y su control”. 2º Edición 1994. Editorial Trillas. 
-Werner Mendez (1995) "El ruido y la audición”. Editorial Ad – Hoc. Bs. As. Argentina 
-Zentner Carina y Otros (2001) "Incidencia del ruido en jóvenes que frecuentan locales bailables”. Universidad Nacional de San Luis, República Argentina.

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