Esta edificación es un buen ejemplo de arquitectura orgánica. En mi caso, no me acaban de gustar esta clase de diseños, pero siempre hay excepciones.
La casa Nautilus, de arquitectura orgánica, fue construida en México DF en 2006 por el arquitecto Javier Senosian. La principal inspiración fue el nautilus, un molusco cefalópodo.
La estrada principal está junto a una vidriera de colores. Desde fuera se ve precioso, pero desde dentro la luz pasa por los cristales y proporciona un espectáculo lumínico multicolor.
Otra característica de la casa es que no hay divisiones internas que separen unas dependencias de otras, por lo que todo el espacio está conectado. Además, la luz pasa a través de aberturas en el techo, como sucede en el baño o en los dormitorios.
El material empleado para la construcción de esta casa es el ferrocemento, un tipo de hormigón de poco espesor. Resumiendo el proceso, se emplea una malla de alambre de acero y se vierte el ferrocemento. Las principales ventajas son el mantenimiento, mayor vida útil y que resulta más ligero que las construcciones de ladrillos.
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